Causas de los pies agrietados y resecos ¿cómo quitarlos?
¿Tienes los pies agrietados y resecos? te interesará saber que las soluciones son simples. Sin embargo, se requiere mucha constancia y paciencia. En realidad, los pies son una de las partes más importantes de nuestro cuerpo. Tanto, que se los considera un segundo corazón, ya que una de sus misiones es impulsar la sangre hacia arriba, venciendo la ley de gravedad. Nuestros pies necesitan muchos mimos, pero pies felices son un símbolo de salud y vitalidad.
Causas de los pies agrietados y resecos
La piel es una barrera que nos protege de las agresiones externas, por eso es importante mantenerla cuidada e hidratada. Sin embargo, la mayoría de las veces solo prestamos atención a la piel más expuesta, entonces los pies no se cuidan de la forma correcta.
La piel de los pies es muy especial. Puede ser hasta 50 veces más gruesa que la del rostro. Además, es pobre en glándulas sebáceas.
En realidad, esto es necesario, ya que los pies no solamente soportan todo el peso del cuerpo. Además, tienen una función muy importante que es bombear hacia arriba la sangre que llega a las extremidades inferiores.
Esta función requiere distintos puntos de apoyo en la planta del pie, sometiéndolos a un mayor esfuerzo. Así, la piel de los pies tiende a engrosarse para protegerse de roces y agresiones. Estas durezas y callosidades se localizan en la parte posterior de los dedos, plantas y talones.
Generalmente es solo un problema estético. Sin embargo, pueden sumarse otros problemas:
- Fricción del calzado.
- Medias inadecuadas
- Frío.
- Exposición al sol.
- Mala alimentación.
- Malos hábitos de higiene de los pies.
- Problemas circulatorios.
- Edad.
- Diabetes.
¿La consecuencia? Pies agrietados y resecos, picazón o sensación de ardor. Sin los cuidados necesarios, este problema puede derivar en sangrado, fisuras dolorosas y hasta infecciones.
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Cómo tratar los pies agrietados y resecos
Los pies agrietados y resecos requieren un tratamiento en dos etapas. Primero, ablandar y exfoliar para suavizar la piel. En segundo lugar, adoptar una rutina de cuidado de los pies que incluya hidratación y nutrición. Sin embargo, según el grado de sequedad del pie puede ser necesario consultar con un especialista.
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Seguí estos pasos:
- Baño de pies caliente. Sumergir los pies en un recipiente con agua caliente, bicarbonato de sodio y unas gotas de un aceite esencial refrescante y calmante. Dejar los pies en remojo al menos veinte minutos. Exfoliar con una lima para pies hasta ablandar y eliminar las durezas.
- Exfoliación. Se debe realizar al menos una vez por semana para eliminar la piel muerta de talones, dedos y planta. Según el grado de dureza o agrietamiento se pueden utilizar distintos productos o elementos, como mascarillas o limas para talones. ¡Cuidado con las limas! Su uso excesivo puede conducir a mayor producción de capa córnea.
- Tratamiento nocturno. La simple vaselina es una verdadera aliada para combatir los pies agrietados y resecos. Masajeá los pies con vaselina y colócate unos calcetines de algodón sin elástico. Durante toda la noche la vaselina y el calor de los pies suavizarán cualquier callo o dureza.
- Tratamiento diurno. Aplicá una crema ligera con propiedades calmantes, emolientes y suavizantes.
Prevención
Para prevenir los pies agrietados y resecos seguí estos consejos:
- Realizá la exfoliación una vez por semana y la hidratación en forma diaria.
- Preferí calzado ancho y cómodo, adaptado a la horma de tus pies.
- Limitá el uso de tacones altos.
- El cuidado de las uñas es fundamental. Prestá atención a cualquier desequilibrio, como la onicomicosis, es decir, hongos en las uñas. Estos hongos pueden infectar la piel y la superficie alrededor de los dedos.
- Visitá a tu podólogo. Algunos problemas como pie plano o malas posturas pueden favorecer la formación de callos y asperezas.
- Consultá con tu médico. En las personas diabéticas los problemas de los pies son especialmente importantes. Se debe a que la diabetes provoca pérdida de sensibilidad en los pies. Así, los pies resecos y agrietados pueden lastimarse sin que la persona diabética se dé cuenta.
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