¿Misma rutina todo el año? Descubrí cuándo y cómo cambiar tus productos de cuidado de la piel
Cuidar la piel no es solo cuestión de rutina, sino de saber cuándo y cómo ajustarla. Si bien es puede sonar tentador encontrar productos que funcionen y aferrarnos a ellos, la realidad es que las necesidades de tu piel cambian. El clima, la estación del año, la exposición al sol, e incluso factores internos como la edad o las hormonas, afectan cómo luce y se siente tu piel.
En este blog, te ayudaremos a entender por qué es importante variar tus productos según las necesidades de tu piel y sobre todo cómo hacerlo de forma efectiva.
¿Por qué es necesario cambiar tu rutina de skincare?
Aunque los productos que usás puedan ser buenos, no siempre satisfacen las necesidades de tu piel en todo momento. Por ejemplo, existen factores como:
Clima y estaciones: En verano, las temperaturas más altas y la humedad pueden aumentar la producción de grasa, mientras que en invierno, el frío y el aire seco pueden provocar deshidratación y descamación.
Cambios hormonales: Factores como el ciclo menstrual, el embarazo o incluso el estrés pueden influir en la cantidad de grasa que produce tu piel o en su sensibilidad.
Edad: Con el paso de los años, la piel pierde colágeno y elasticidad, por lo que requerirá productos más específicos.
Exposición ambiental: Si estás expuesto a la contaminación urbana o pasás mucho tiempo al aire libre, tu piel necesitará más protección y limpieza.
No adaptar tu rutina a estas variaciones puede provocar desequilibrios como brotes, sequedad extrema o pérdida de luminosidad.
¿Cuándo deberías revisar tu rutina de cuidado facial?
Existen señales clave que indican que es hora de hacer ajustes:
Inicio de una nueva estación: El cambio climático suele ser la razón principal para modificar los productos que usás. Por ejemplo, en primavera y verano, las fórmulas ligeras y matificantes suelen ser mejores aliadas, mientras que en otoño e invierno, productos más nutritivos e hidratantes ayudan a combatir la sequedad.
Cambios visibles en tu piel: Si notás que tu piel está más grasosa, seca o reactiva de lo habitual, evaluá si los productos actuales están funcionando.
Introducción de nuevos activos: Al incorporar ingredientes como ácidos exfoliantes, necesitás ajustar el resto de tu rutina para evitar irritaciones o posibles reacciones en la piel.
Cambios hormonales o de estilo de vida: Factores como el embarazo, el estrés o una dieta nueva pueden alterar el comportamiento de tu piel.
Productos básicos que se ajustan a cada temporada
Aquí te contamos cómo adaptar los pasos clave de tu rutina a las diferentes épocas del año:
Limpieza:
En verano, el exceso de grasa y sudor hacen que sea fundamental optar por un limpiador que controle el sebo, sin resecar. Durante el invierno, las fórmulas suaves y cremosas son ideales para proteger la barrera natural de la piel. Probá limpiadores como Acleria Limpiador Facial, que ofrece una limpieza eficaz sin agredir la piel.
Hidratación:
El tipo de hidratante que usás puede marcar una gran diferencia. En épocas calurosas, las cremas ligeras o los geles a base de agua son ideales porque no obstruyen los poros. En cambio, durante el invierno, es mejor optar por productos más ricos y emolientes que formen una capa protectora contra el frío como lo sería la crema hidratante Aquaprim ideal por su rápida absorción y su resultado no graso.
Protección solar:
El protector solar no es negociable. Es importante usarlo todos los días del año, ya que los rayos UV están presentes incluso en invierno. En verano, elegí uno resistente al agua y con textura ligera para evitar la sensación grasosa.
Exfoliación y activos:
Durante las épocas frías, es recomendable limitar los exfoliantes y productos con ácidos para evitar irritaciones, mientras que en verano, los exfoliantes suaves ayudan a mantener los poros limpios, evitar la formación de puntos negros y espinillas, para obtener una piel radiante con increíbles resultados probá el limpiador y exfoliante Betagránulos.
Tratamientos específicos:
El invierno es ideal para incorporar productos intensivos como los sérums con vitamina C, ya que hay menos exposición al sol.
Cómo realizar un cambio de rutina de forma segura
Si decidís ajustar tu rutina, hacelo de manera gradual:
Incorporá un nuevo producto a la vez y esperá al menos dos semanas para evaluar sus efectos.
Probalo primero en una pequeña área, recomendablemente en la zona del cuello para descartar reacciones adversas.
Consultá con un dermatólogo si tenés dudas sobre qué ingredientes son adecuados para vos.
El secreto de una piel saludable y equilibrada está en aprender a escucharla y adaptarte a sus necesidades. Revisar tu rutina con cada estación o cuando experimentás cambios visibles no solo mantiene tu piel protegida, sino que también mejora su apariencia general.