¿Qué son los poros y por qué se notan?
Los poros son pequeñas aberturas por donde la piel respira. Literalmente. Permiten que el sebo natural llegue a la superficie para mantener el equilibrio de hidratación y protección.

Pero, ¿por qué a veces se notan más?

🔹 Genética: algunas pieles tienen poros naturalmente más visibles.
🔹 Producción de sebo: cuando hay exceso de oleosidad, los poros pueden dilatarse.
🔹 Acumulación de impurezas: maquillaje, contaminación, células muertas.
🔹 Pérdida de firmeza: con el tiempo, la piel se relaja y los poros lucen más abiertos.

Lo que no podés hacer (y lo que sí)

No podés “cerrar” los poros

No tienen músculo, por lo que no se abren ni se cierran como una puerta. La temperatura los puede hacer verse más pequeños temporalmente, pero no es una solución real.

Lo que sí podés hacer:

• Limpiarlos profundamente, sin irritarlos.

• Usar exfoliantes suaves para remover células muertas.

• Elegir activos seborreguladores y texturas no comedogénicas.

• Reforzar la firmeza de la piel con antioxidantes e hidratación inteligente.

Activos que ayudan (de verdad)

🔹 Ácido salicílico → ideal para limpiar poros y reducir puntos negros.

🔹 Vitamina C → estimula el colágeno y mejora el tono.

🔹 Proteoglicanos → hidratan sin obstruir, dan elasticidad.

🔹 Activos con acción despigmentante (uso nocturno) → favorecen la renovación celular.

Mini-rutina recomendada para poros visibles:

¿Lo mejor? Tenemos estos aliados para vos:

Acleria Limpiador
▸Limpia sin resecar y prepara la piel para absorber mejor los activos.

Salilex Pads

▸ Exfoliación suave con ácido salicílico: ayuda a destapar poros y controlar el sebo.

Cetopic Proteoglicanos-C

▸ Vitamina C + proteoglicanos: iluminan, revitalizan y mejoran la textura de la piel.

Hyalix Emulgel

▸ Hidratación sin peso: ideal para piel mixta a grasa, aporta confort y ayuda a mantener la barrera cutánea.

Conclusión

Tener poros es normal. Que se vean, también. Pero si sentís que los tuyos se notan más de lo que te gustaría, hay formas reales y saludables de tratarlos. La clave no está en borrarlos, sino en mantenerlos limpios, sin exceso de sebo y con buena firmeza alrededor.

Con una rutina pensada para tu tipo de piel, podés ver cambios visibles en textura, brillo y uniformidad, sin agredir ni frustrarte.

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